El protagonista de 'La fiebre', obra del norteamericano Wallace Shawn, bajo la dirección de Carlos Aladro y la interpretación de Israel Elejalde, acompañado al violonchelo por Irene Rouco, se hace muchas preguntas que comparte con el público, como sucede desde que en 1991 su autor, Wallace Shawn, la escribiera. Y las cosas no han mejorado. Hoy, en 2015, las desigualdades sociales siguen produciéndose, si no aumentando, y parece no haberse hecho mucho para solucionarlas.
“La fiebre” es una obra que pone sobre el tablero esta idea, desde el punto de vista de un hombre de vida acomodada. En la habitación de un hotel reflexiona sobre lo que ha podido ver a su alrededor, hecho que genera una crisis de conciencia, una fiebre que no es producida por ninguna enfermedad física, sino que más bien sube la temperatura de una “fiebre” moral, que le hace profundizar en su pensamiento sobre la vida y sobre su estado en ella y el de los otros, dejando traslucir sus contradicciones.
Exposición de un asunto muy actual que hace reflexionar al espectador, pero que en su desarrollo adolece a veces de falta de intensidad, a pesar del esfuerzo y enorme trabajo en escena de ese enorme actor que es Israel Elejalde en esta febril exposición de un problema que se arrastra a lo largo de los años.