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Cartel de la obra Así habláramos
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Cartel de la obra Así habláramos (Foto: Teatro Valle Inclán)

Crítica de la obra de teatro 'Así hablábamos': la materia de la que están hechos los sueños

viernes 16 de febrero de 2024, 17:33h

Violeta Gil, Itsaso Arana y Celso Giménez llevan ya dos décadas compatibilizando su yo personal y su yo conjunto, el de los tres, que se ha cobijado bajo el evocador y melancólico nombre de La Tristura (Renacimiento, Future Lovers, CINE, Materia Prima, Años 90 o Nacimos para ser estrellas). Sus vidas se cruzaron con 19 años en la madrileña Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y, desde entonces, han vivido, creado, sufrido y reído juntos. Son la prueba viva de que la amistad y la creación son posibles y pueden prolongarse y profundizarse con el tiempo.

Sus creaciones han sido vistas en medio mundo y, sin embargo, hasta ahora no habían pisado las tablas del Centro Dramático Nacional (CDN). Lo hacen durante estas próximas semanas en el Teatro Valle-Inclán, con un montaje que les ha encargado el propio CDN —la primera creación de encargo que acepta La Tristura—, sobre la figura y la obra de una escritora española del siglo XX. El trío de artistas ha elegido a Carmen Martín Gaite (Entre visillos, Nubosidad variable, La reina de las nieves, Lo raro es vivir, Irse de casa…), y en ‘Así hablábamos’ ha fundido ambos universos, el de la escritora intimista, sensible y delicada y el de la propia compañía, que transita también por esos recovecos íntimos e irrenunciables del ser humano.

Hay una frase de Martín Gaite que rescata La Tristura en ‘Así hablábamos’ y que define lo esencial que muestra esta bellísima propuesta escénica y que todo aquel que la comparta no debería quedarse sin acudir a disfrutar con ella: “donde haya una buena conversación que se quite el teatro, el cine, la literatura e incluso placeres más fuertes”. La máxima es llevada a la práctica en escena por los integrantes de un grupo musical, Nubosidad variable (uno de los numerosos guiños a Martín Gaite, un grupo homónimo a la novela de la autora cuyo centenario del nacimiento se celebra el año próximo). Dialoga en torno al concepto que va a guiar su carrera, y que tiene mucho que ver con la filosofía de la escritora, pero ahora no está pasando su mejor momento porque la que era su líder, Sofía, ha muerto recientemente en un accidente. En el estudio de grabación, en sus conversaciones, en sus momentos de ocio y de trabajo, el grupo sigue buscando sus señas de identidad personal, musical y literaria sin dejar de tener un buen rollo entre todos, aunque ahora se vea alterado por esa orfandad terrible e inesperada.

Anaïs Doménech, Ede, Teresa Garzón Barla, Gonzalo Herrero, Fernando Jariego, Belén Martí Lluch, Eva Mir y Marcos Úbeda integran Nubosidad variable, amigos veinteañeros que se ven súbitamente abocados a enfrentarse a temas tan humanos, inevitables y tan angustiosos como la muerte, el dolor, el fracaso, el amor, el ser humano y su relación con la tribu, cómo afrontar la pérdida de un ser querido, cómo celebrar su funeral … Sólo la comunicación, el diálogo, la escucha y la comprensión mutuas constituyen la senda a recorrer para superar esta y futuras adversidades. La aceptación de lo inevitable, la capacidad de adaptación, la necesidad de darse al otro y de saber escucharlo, aceptar la vulnerabilidad y la debilidad, son sólo algunos de los elementos imprescindibles para ahuyentar la epidemia de soledades a la que parecemos abocados.

El patio de butacas del Valle-Inclán se ha transformado radicalmente situando dos extensas gradas enfrentadas entre sí y, entre ambas, una especie de pasarela de 25 x 6 m., que es donde discurre la representación. En un extremo, el estudio de grabación, acristalado y homogéneamente iluminado; en el otro, una zona polivalente que lo mismo hace de barra, de sala de ensayo o de cine, y en torno a la cual los integrantes del grupo conversan, toman algo y se cuentan para poder seguir afrontando conjuntamente la dura aventura de vivir y, en lógica consecuencia, de saber al tiempo que un día habrán de morir, como acaba de sucederle a Sofía. Espacio escénico y vestuario son obra de Marcos Morau y La Tristura; la iluminación la firma Juan Gómez-Cornejo; la música es obra de Rebeca Praga, Ede y Marcos Nadie con la colaboración del resto de los intérpretes; el nítido espacio sonoro ha sido diseñado por Pablo Gisbert y Uriel Ireland y, por último, la coreografía es de Belén Martí Lluch.

Basta con echar un vistazo a la página web de La Tristura para certificar que su universo está constituido por todo aquello que tenga que ver con el humanismo. Citas de Simone Weil, Friedrich Nietzsche, Oddiséas Elýtys o Andrei Tarkovski (pensadores, poetas, cineastas…), son su faro, su norte. De ahí que busquen siempre la comunicación con los demás, su aceptación, la visión poética de la vida, la búsqueda casi angustiosa de oír y ser oídos. Y todo eso no de forma académica ni petulante, sino con conversaciones cotidianas, sin pretensiones de grandilocuencia. Por el contrario, con un inconfundible sello de cercanía, de intimidad y con inmenso sentimiento. De ahí su fácil conexión con un público mayoritariamente joven. Un nuevo, subvertido, perturbador y pervertidor montaje de La Tristura.

Ficha técnica de la obra 'Así hablábamos'

Creación: La tristura

A partir del Universo de Carmen Martín Gaite

Dramaturgia y dirección: Itsaso Arana, Violeta Gil y Celso Giménez (La tristura)

Reparto: Anaïs Doménech, Ede, Teresa Garzón Barla, Gonzalo Herrero, Fernando Jariego, Belén Martí Lluch, Eva Mir y Marcos Úbeda

Voz de Sofía: Itsaso Arana

Voz de Carmen Martín Gaite: Archivo e Inteligencia Artificial

Escenografía y vestuario: Marcos Morau y La tristura

Iluminación: Juan Gómez-Cornejo

Música: Rebeca Praga, Ede y Marcos Nadie con la colaboración de los intérpretes

Espacio sonoro: Pablo Gisbert y Uriel Ireland

Coreografía: Belén Martí Lluch

Ayudante de dirección: Alicia Calôt

Ayudante de escenografía: David Pascual y Roberto Baldinelli

Ayudante de iluminación: Sergio Torres

Ayudante de vestuario: Iván Mozetich

Realización de escenografía: Taller de escenografía Óscar Hernández (OU)

Realización de capa: Iñaki Cobos

Realización de telones: Isabel López

Realización de cartel de cine: Rótulos SG

Proyecciones: Iván Mozetich

Fotografía: Luz Soria

Tráiler: Bárbara Sánchez Palomero

Diseño de cartel: Equipo Sopa

Editorial Carmen Martín Gaite: Ediciones Siruela

Producción: Centro Dramático Nacional

Con la colaboración de: La Moissie Creative Residency

Agradecimientos: Ana Botía, Patricia Caprile, Mercedes Carbayo-Abengozar, David Cobas, Julio Hu, Los ilusos films, Martín Muñiz, Sole Parody, Pucho, Pablo Rivas Leyva, José Teruel, Andrea Toribio y Mario Zamora

Teatro Valle-Inclán, Madrid

Del 7 de febrero al 24 de marzo de 2024

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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