Es habitual que los niños se pongan enfermos de vez en cuando, generalmente de forma más frecuente que los adultos.
Los más pequeños están creciendo y fortaleciendo su sistema inmunológico, por lo que tendrán que lidiar contra virus y bacterias. Unas patologías serán más llevaderas que otras, pero siguiendo las recomendaciones y pautas de vacunación, no hay por qué alarmarse.
Ante las enfermedades infantiles, muchos padres y madres automedican a sus hijos con antibióticos con la intención de poner remedio antes a los síntomas sin esperar o seguir la pauta del pediatra.
Una práctica que, por muy buenas intenciones que tenga, puede suponer más riesgos que beneficios. Ante ello, los farmacéuticos han instado a los progenitores a seguir siempre las recomendaciones de los pediatras y no administrar antibióticos a los niños sin seguimiento médico.
Como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antibióticos es “una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo”. El uso indebido de estos fármacos en el ser humano y los animales ha acelerado sobremanera el proceso, haciendo cada vez más difícil el tratamiento de determinadas infecciones por la pérdida de eficacia de los antibióticos.
Por ello, desde los comités de Pacientes y Ciudadanía y Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) han elaborado una infografía dirigida a la población general, y en especial a madres, padres y otros cuidadores, con información sobre cómo manejar las infecciones pediátricas, la mayoría de las cuales son provocadas por virus y no precisan del uso de antibióticos.
El 80% de las infecciones invernales las causan virus
“Los padres, madres u otros cuidadores muchas veces se ven sin recursos para tratar a sus niños o niñas ante síntomas como fiebre, tos o dolor de oídos o de garganta, y consideran que el uso de antibióticos podría ayudar, pero hay que recordar que hasta el 80 % de las infecciones invernales de la nariz, los oídos, la garganta o los pulmones son producidas por virus, por lo que administrar antibióticos a los menores no aliviará estos síntomas ni curará la infección”, ha explicado Esther Trillo, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la SEFAP y una de las autoras de la infografía.
La farmacéutica de atención primaria ha resaltado con preocupación que según los datos de un informe del Ministerio de Sanidad publicado en diciembre 2023, el de 0 a 4 años es uno de los rangos de edad donde más antibióticos se consumen.
“Es muy importante saber que los antibióticos sólo son de utilidad si hay una infección que es causada por una bacteria. Por el contrario, si la infección es causada por un virus o por otro microorganismo, el uso de antibióticos, además de no curar la infección, puede tener consecuencias negativas”, ha advertido.
Siempre es necesario seguir las indicaciones de los pediatras
La sanitaria ha remarcado que esas consecuencias negativas pueden ser tanto para el niño como para el resto de la población. Para el niño, porque el antibiótico puede producirle algún efecto adverso, como por ejemplo diarrea, y para la población porque se pueden crear bacterias resistentes a los antibióticos
Desde SEFAP han instado a padres y madres a tener confianza en los pediatras (“que serán las personas indicadas para decidir en qué casos el uso de antibióticos puede suponer un beneficio para el paciente”), evitar la automedicación con antibióticos que hayan podido sobrar de un tratamiento previo y poner a niños y niñas todas las vacunas recomendadas en el programa de vacunación de cada Comunidad Autónoma.
Por último, en lo que respecta al tratamiento de los síntomas producidos por el virus, Esther Trillo ha recordado que “los síntomas de los catarros se pueden aliviar con otros medicamentos, como los analgésicos que disminuyen el malestar, el dolor y la fiebre”.
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