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Gran éxito de la Feria del Aficionado para el aficionado en San Agustín de Guadalix
| | Uno de los magníficos naturales de Damián Castaño al primer toro del festejo. (Foto: Philippe Gil Mir) |
Gran tarde sin trofeos del coletudo ante un muy interesante encierro de Dolores Aguirre
Francia se ha trasladado, por tercer año consecutivo, a la bella placita madrileña de San Agustín de Guadalix con todas las características de lo mejor de los festejos en el país vecino, sobre todo en Orthez y Vic-Fecensac. Porque, ante unos exigentes catecúmenos en los tendidos del auténtico dios, que no es otro que el toro, se muestra la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, que es, se insiste el bicorne con trapío y astifinas defensas vendiendo cara su vida frente a un coletudo que también se la juega y expone de verdad de la buena la suya. Tal milagro laico ha acontecido en la Feria del Aficionado para el aficionado en su doblete el sábado y este domingo en la corrida que más expectación había levantado, como mostró el llenazo del coso: la encerrona de Damián Castaño en solitario con seis toros/toros de Dolores Aguirre, una divisa que por primera vez en su larga historia veía como un matador protagonizaba tal gesta.
Presidente del Club Taurino 3 Puyazos, organizador del abono en San Agustín de Guadalix
| | Equipo directivo del Club 3 Puyazos |
Un oasis en el desierto actual que es la Fiesta, donde mandan los intereses de los taurinos por encima de los de los aficionados. Un 'sancta sanctorum' del toro íntegro desde hace tres años. Pongamos que se habla/escribe de la Feria del Aficionado que se celebra con tres interesantísimos carteles, este próximo fin de semana en San Agustín de Guadalix, destacando la encerrona de Damián Castaño frente a un encierro de Dolores Aguirre. Organizada por el Club Taurino 3 Puyazos, que, haciendo honor a su nombre, ponen en valor en especial el toro, claro, y la suerte de varas. Un ejemplar grupo que propone una forma diferente de organizar los festejos desde la independencia, por supuesto sin ningún ánimo de lucro. Ya que las aportaciones de los socios fundadores, socios comunes, simpatizantes, colaboradores o patrocinadores, y los beneficios obtenidos de los festejos - y otras actividades- se destinan a la realización de los que programen los siguientes años. Entrevistamos a su presidente Alberto Palacios.
Tres destacados festejos en San Agustín de Guadalix los días 26 y 27 de este mes
| | Castaño durante su actuación, también ante bicornes de Dolores Aguirre, en esta Feria la temporada pasada. |
También se lidiarán bicornes de Barcial, Alicia Chico, Prieto de la Cal y Cuadri
Los atractivos carteles de la edición 2025 de la siempre interesante Feria del Aficionado de San Agustín de Guadalix, con el toro/toro como máximo protagonista, añaden este año el gesto de Damián Castaño, ganado a pulso por su heroica actuación en 2024 en este coso con cornada incluida, de matar en solitario otro encierro de esta divisa tan del gusto precisamente de los aficionados (no confundir públicos y/o asistentes) y tan del disgusto de figuras, figuritas y/o figurones. El abono de tres festejos el próximo fin de semana del 26 y 27 de abril se completa con otra corrida torista, con reses de Prieto de la Cal y Cuadri, y una novillada con bureles de Barcial y Alicia Chico.
El pasado sábado, día 28, en un abarrotado salón Gerardo Diego del Círculo Amistad Numancia de Soria se celebró la mesa redonda "En Defensa del Toro Jubilo de Medinaceli" organizada por la Asociación Cultural Taurina Flamenca Celtiberia dentro de su XXXIX Ciclo Taurino de Navidad. En la charla, presentada- en el centro- por su vicepresidente Juan José Hernández, estuvieron presentes: Gonzalo Santonja Consejero de Cultura de la CCAA de Castilla y León; Gregorio de Miguel Alcalde de Medinaceli; William Cárdenas abogado y miembro de la Asociación Taurina Internacional; Alberto de Jesús de la revista Bous al Carrer; Enrique Riosalido de la asociación del Toro Jubilo; y Julio Martínez director del programa taurino El Toril de Onda Madrid.
Por Miguel Ángel de Andrés
Uno se puede imaginar que hace unos doscientos años, con un día frio como lo fue este 18 de enero, aunque soleado, un colmenareño, Elías Gómez Lloso, parece ser que animado por su hijo Félix Gómez Llorente, diseñó un hierro, que de manera sencilla pero expeditiva, solo la inicial de su apellido, una G, sería la marcar de las reses bravas que había adquirido a otro ganadero colmenareño.
| | Perera y De Justo hicieron el último paseíllo de la temporada en Las Ventas. (Foto: Plaza1) |
La enorme expectación por el último festejo de la floja y nada imaginativa temporada venteña, dicho sea de paso, con un encierro de Victorino Martín sólo se cumplió para ese inmenso publico con deseos de jarana y abonado al triunfalismo. No tanto para esa minoría de aficionados exigentes y cabales, aunque dado el panorama tampoco hay que quejarse mucho. Los victorinos, serios pero desiguales en trapío, pariguales en sus justas fuerzas, y juego codicioso y exigente, no dieron al máximo lo que siempre se espera de este hierro, pero mantuvieron el interés, que no es poco. Y los coletudos, Miguel Ángel Perera y Emilio de Justo, sin ninguna competencia entre ellos nunca, en un mano a mano absurdo y que nadie había pedido, echaron en su esportón sendas orejas para que esa mayoría del cotarro saliera contenta del espectáculo.
| | El primer toro de Roca le hirió en la pierna derecha y luego le caló la chaquetilla. (Foto: Plaza1) |
Con él llegó el escándalo, como en la legendaria película. Cual estaba previsto, Roca Rey -que colgó el acostumbrado cartel de no hay billetes- fue el protagonista de la tarde. Para bien, por el triunfo estadístico de una oreja más de plaza y público de talanqueras, y para mal, al resultar cogido por el único que mató. A pesar del percance, el peruano siguió en el ruedo con unas series de entrega y vulgaridad, lo que junto a las protestas del tendido 7, y de otros buenos aficionados, llevó a gran parte del gentío a volcarse en el apoyo al coletudo, y solicitar, no de manera mayoritaria, el premio. Ante un encierro de excelente presentación de Fuente Ymbro pero descastado y áspero, menos 2º y 3º, cumplieron Ureña, con el peor lote, y Víctor Hernández, que mostró su buen concepto y cortó otra oreja también sin petición suficiente.
| | Borja Jiménez recibiendo de rodillas a su primero, suerte que repitió con los otros dos. (Foto: Plaza1) |
Fernando Adrián y Borja Jiménez, dos coletudos a los que, durante más de una década de alternativa, les ha costado sangre, sudor y lágrimas destacar, lo que últimamente han logrado merced a sus últimos éxitos en la cátedra, en enfrentaban en un cartel que había despertado expectación. ¿Quién ganó? Ninguno. Porque lo más interesante del festejo, y por tanto el triunfador del mismo, fue el ganadero Victoriano del Río, por el juego general del encierro de sus animales -escasamente castigados en varas- con trapío, la mitad adornados por la casta y que no se comían a nadie por su derroche de nobleza. Pero que fue desaprovechado por ambos espadas, en mayor medida por el madrileño en una tarde negra, e incapaces de cortar ni una sola de las orejas que casi se les caían a los bureles. Únicamente el sevillano dio una vuelta al ruedo y por su cuenta.
Manzanares volvió a fracasar, como en San Isidro
| | Román cita desde lejos a su primer toro. (Foto: Plaza1) |
“Que cada uno es cada cual”, como en su canción ‘Fiesta’ cantaba el genial Serrat, quien aúna la doble condición de intelectual y catalán, lo que no le impide ser también taurino. La frase viene a cuento porque no hubo sorpresas en el comportamiento de lo que anunciaba el cartel. Lo previsto ocurrió con los bureles, de las dos fracasadas divisas en San Isidro de los hermanos Fraile, blandos y de escaso juego. Y con la terna: Manzanares, pasota y sin compromiso con la tauromaquia ni con el público y vaya usted a saber si con él; Román dando la cara en una buena labor con su primero, y Rufo con buenos apuntes con percal y sarga en el último pero excesivo ventajismo. Cada uno es cada cual.
| | El aplaudido par de banderillas de Juan Carlos Rey al último novillo de la tarde, |
Una película que ya hemos visto, y sufrido, en tantas ocasiones. La que se soportó en la segunda novillada del abono otoñal, merced a un encierro podrido de esa fábrica de bureles que regenta Ricardo Gallardo con la divisa de Fuente Ymbro. Animales ayunos de casta, bravura y fuerza. Pobrecitos e inocentes, sin un mal gesto toda la tarde, que llegaban moribundos a la muleta, y que daban pena en lugar de miedo -la antítesiis de la Fiesta- y con los que la emoción es imposible. En tal grado que es casi seguro que haya sido el mayor petardo en Las Ventas en la temporada que ya boquea. Que tiene mérito, ¡vaya que si lo tiene! Claro que la terna de Valentín Hoyos, Neck Romero y Alejandro Chicharro, tres pinchaúvas que sumaron 7 avisos 7 casi siempre con retraso, tampoco aportaron otra cosa que vulgaridad a raudales.
| | Villita recibió, tras matar a su primero, la única ovación de toda la tarde. (Foto: Plaza1) |
Un anticipo del derbi futbolero de por la noche se anunciaba horas antes en Las Ventas. En un enfrentamiento entre ganaderías madrileñas, con el añadido de la portuguesa de Sobral, y una terna de novilleros con buenas actuaciones anteriores en la catedral y cátedra. Y el resultado acabo en igualada, pero no por el buen juego de los novillos y grandes faenas de los coletudos. Qué va. Todo lo contrario: los animales, exentos de casta y poderío, aunque manejables, fracasaron, pero mucho mayor fue el petardo de la terna que formaban Villita, Jesús Moreno y Diego Bastos. No ya por su vulgaridad lidiadora y artística, que también, sino por algo peor: su escasa ambición. En definitiva, empate a cero.
Samuel Navalón, que confirmaba doctorado, cortó una oreja
| | Enrique Ponce, pasedo a hombros por el ruedo de Las Ventas antes de sacarlo por la Puerta Grande. (Foto: Plaza1) |
Ponce fue Ponce y Madrid no fue Madrid. El coletudo, que decía adiós a la otrora exigente plaza de Las Ventas, se mantuvo fiel a sí mismo. Poco toreo fundamental, mucha elegancia y exceso de ventajismo. Pero lo supo vender bien a un público entregado de principio a fin, que con la colaboración del palco, le regaló las dos orejas en una faenita que en otro tiempo no habría llegado a merecer la vuelta al ruedo. En un encierro de petardo en cuanto a casta y fuerza de esas dos divisas, Garcigrande y Juan Pedro Domecq, y sus bureles obedientes y que no molestan -ni emocionan, claro-que tanto aman, e imponen, las figuras, el toricantano Samuel Navalón que, dejó buen cartel, se llevó un trofeo y a David Galván sólo le dejaron los de su lote algún apunte de clase.
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