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Morante, en volandas de un gentío camino de la Puerta Grande de Las Ventas.
Morante, en volandas de un gentío camino de la Puerta Grande de Las Ventas. (Foto: Plaza1)

Feria de Otoño: Morante se retira del toreo en pleno éxtasis de Las Ventas

Mágica faena del de La Puebla, generosamente premiada por el palco y un público entregadísimo, y otra labor de clasicismo de Robleño, que tambien se cortó la coleta

¡Morante, vuelve”. Fue el grito de dolor, de desesperación, de ánimo o de humor que brotó durante la lidia del sexto y último toro de una tarde histórica. Porque hacía escasos minutos que el de La Puebla, tras cascabelear con su segundo enemigo su toreo mágico y único, y ser premiado con dos excesivas orejas, se había cortado la coleta en solitario en pleno centro del ruedo de la cátedra y catedral venteña. Momentos después, y tal y como había anunciado, era Fernando Robleño el que se retiraba de la profesión, siendo sus hijos los que utilizaron las tijeras. Pero antes, el de San Fernando, torero de Madrid, llevaba a cabo una de sus mejores faenas en la Monumental, premiada con justicia y justeza con un apéndice, por fallar, una vez más, con el estoque. Convidado de piedra en este festejo histórico fue Sergio Rodríguez, quien confirmó doctorado mostrando un buen corte. Se lidió un encierro noble, con trapío, pelaje y juego desigual de Garcigrande.
Pase en redondo de Román al victorino del que cortó una oreja.
Pase en redondo de Román al victorino del que cortó una oreja. (Foto: Plaza1)

Feria de Otoño: oreja a la verdad de Román y percance de Galván

Con mando en plaza. Tal puede ser el resumen de la tarde que ofreció Román ante sus dos victorinos que no admitían ni una duda exigiéndole la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Lo que, claro, añadido al buen toreo, le sirvió para echar en su esportón una oreja de peso en su primero. Otra se había ganado por repetir de tal guisa con el otro pero un espadazo feo se lo impidió, por lo que una vez más -y van…- el valenciano se quedó muy cerca de descerrojar la soñada Puerta Grande de Las Ventas. Con un encierro parigual en buena presencia y desigual juego y fuerzas, todos los de la A coronada se movieron con el denominador común de sus complicaciones y la emoción que transmitían a los tendidos. Como el que abrió función que hirió a Galván, y los tres que pasaportó Ginés Marín, ninguno de los cuales le ofreció opciones de triunfo.
Un estatuario de Pedro Luis a su primer novillo.
Un estatuario de Pedro Luis a su primer novillo. (Foto: Plaza1)

Feria de Otoño: petardo ganadero y novilleros posmodernos

Todo fue plano, muy plano, demasiado plano en la segunda novillada otoñal con los tendidos casi sesteando, porque sobre la arena de Las Ventas no pasaba ‘na’ de ‘na’. ¿Responsables? En primer lugar, claro, los bicornes, que son los protagonistas de la Fiesta de los toros: unos bureles sosos, ayunos de bravura y casta, aunque noblotes, de la factoría Fuente Ymbro. Mas también de una terna de coletudos de la nueva ola y los nuevos tiempos: sin demasiada entrega ni sustancia en unas faenas de postureo, amén de muy ventajistas. Lejos de la ganuza y hambre de triunfo y éxitos que mostraban no hace mucho sus colegas. De modo que entre el sopor de los asistentes Bruno Aloi, El Mene y Pedro Luis no desarrollaron tampoco ‘na’ de ‘na’
Uno de los estatuarios con que Víctor Hernández inició su faena con el toro al que cortó una oreja.
Uno de los estatuarios con que Víctor Hernández inició su faena con el toro al que cortó una oreja. (Foto: Plaza1)

Feria de Otoño: oreja y cornada grave para un gran Víctor Hernández


El crédito que se ganó en el abono isidril Víctor Hernández ha aumentado con creces en el de Otoño. Siempre con la verdad como denominador común, el madrileño conoció la cara y la cruz de la Fiesta: oreja de peso en su primero, en el que cascabeleó magníficos naturales, y grave percance al realizar un ajustado quite por tafalleras en el segundo de Fortes. Y es que los cada vez menos usuales quites, mayormente en las corridas de figuras, los degustamos este domingo en los cinco primeros bureles compitiendo la terna con el capote. El festejo tuvo una primera parte de lucimiento y después lo impidieron las más o menos asperezas de los bichos. Al margen de trofeos, también sale reforzado Fortes, otro de los destacados en San Isidro, y se mantiene Uceda Leal.
Un momento de los intentos de faena de Jarocho al último toro de la pésima corrida.
Un momento de los intentos de faena de Jarocho al último toro de la pésima corrida. (Foto: Paza1)

Feria de Otoño: una infame moruchada de Domingo Hernández se cargó la corrida

'Tarde de silencio', el título de la maravillosa obra de Luis Martín-Santos que revolucionó la novela española de mitad del siglo pasado es un perfecto resumen de lo (no) acontecido en el tercer festejo del abono otoñal. Una tarde que no revolucionó nada en cuanto a un espectáculo imposible con los bueyes de carreta que presentó la ganadería de Domingo Hernández. Unos moruchos que en una teórica universidad de mansedumbre, descastamiento, embestidas descompuestas e invalidez habrían sacado sobresaliente cum laude. Lo que significa que el encierro, además, con unos animales cinqueños largos -excepto 3º y 4º-, bastotes y poco ofensivos de cara en general, pegó un petardo de categoría. Y frente a él era misión imposible alcanzar nada que se pareciese al arte o la técnica de la tauromaquia. De modo que la terna de Talavante, Pablo Aguado y Jarocho, que confirmaba alternativa, se estrelló con semejantes bazofias
Emilio de Justo saluda feliz camino de la Puerta Grande de Las Ventas.
Emilio de Justo saluda feliz camino de la Puerta Grande de Las Ventas. (Foto: Plaza1)

Puerta Grande para un Emilio de Justo épico, herido en su primero, y con faenón en el otro

Emilio de Justo, uno de los sumos sacerdotes de la religión compulsiva y laica que es la Fiesta, estremeció las fibras sensibles de los asistentes este viernes merced a una excelente y apasionada labor a su segundo enemigo, al que cortó las dos orejas tras la espectacular voltereta que sufrió en el que abrió plaza. Es verdad que el público se le entregó por salir el extremeño de la enfermería a lidiar al que cerró función tras correrse el turno, con el que se lució con inspirados pases por ambos pitones y adornos varios. Y que quizás en otras circunstancias el premio habría sido la mitad, es verdad. Pero esta época de pegapases rutinarios y ventajistas no se puede desmerecer al coletudo su triunfo más allá de las estadísticas. Sí se debe hacer con Tomás Rufo, que tuvo un toro de lío y se le fue precisamente por sus habituales ventajismos, mientras que Borja Jiménez cumplió. Todos en un encierro de buena presencia y variado juego de Victoriano del Río.
Natural de Emiliano Osornio a su segundo novillo.
Natural de Emiliano Osornio a su segundo novillo. (Foto: Plaza1)

Feria de Otoño: defraudan los novillos y los novilleros

La primera, en la frente. Ea. Porque el abono otoñal no podía empezar peor en una tarde plúmbea por parte de los protagonistas de la Fiesta, ya se sabe: los bicornes en este caso de la divisa de López Gibaja -que hace un par de semanas ya fracasaron en Albacete- eran el sumum de la sosería, aunque obedientes cual arrepentidos pecadores, mansos y blandos. Sí. Pero también sus antagonistas: una terna de coletudos con pocos festejos que, al menos teóricamente, deberían haberse dejado la piel, apasionarse, incluso hasta embestir ellos, a fin de lograr, o intentar, un triunfo que les ayude en su carrera. Pues, nada. Sergio Sánchez, Emiliano Osornio e Ignacio Candelas, por cierto que parecen tener un buen concepto del toreo, anduvieron por el ruedo conformistas y vulgares. Ya se pueden imaginar que la emoción brilló por su ausencia y el sopor por su presencia.

Doblete del de La Puebla el día 12, cuando se despide Fernando Robleño

Salida a hombros de Morante de la Puebla en Las Ventas el pasado 9 de junio.
Salida a hombros de Morante de la Puebla en Las Ventas el pasado 9 de junio. (Foto: Plaza1)

Morante, máximo protagonista de la Feria de Otoño 2025, que reúne carteles de gran interés

La cátedra taurómaca de Las Ventas echa el cierre de la temporada como es habitual con la Feria de Otoño, que este año adquiere un especialísimo interés al anunciarse el coletudo más artístico, amén del de mayor popularidad y atractivo taquillero. Pongamos que se habla/escribe de Morante de la Puebla, que hará doblete el último día merced a su protagonismo en la corrida de la tarde -en la que Fernando Robleño se despide de la profesión- y en el festival pro monumento a Antoñete por la mañana, que ha organizado él. Junto a otras figuras y a matadores emergentes, el ciclo ha despertado gran expectación, además, en el resto de festejos de un abono que comienza este jueves 2 de octubre.
Un momento de la faena de Rubén Pinar al cuarto de la tarde.
Un momento de la faena de Rubén Pinar al cuarto de la tarde. (Foto: Luis Sánchez Vizcaíno)

Albacete: Victorino echa el cierre la feria con una moruchada de inválidos

Ea, ya se sabe. El tópico se cumple a veces. Sí, aquel que afirma lo de ‘corrida de expectación, corrida de decepción’, que clava lo que aconteció con el otrora habitualmente triunfador encierro de Victorino Martín, que en esta ocasión fue un desafuero total, sin que se salve ninguno de los seis ejemplares, de buena presencia general, muy desiguales de edad, pero muy igualados de ausencia total de casta y bravura y en su flojera casi supina. Con ellos se estrelló la terna de Rubén Pinar, David Galván y Ginés Marín, y el largo abono de diez festejos echó el cierre con el espectáculo -es un decir- de esta moruchada que fue desarrollando peligro durante su lidia.
Natural de Daniel Luque a su segundo toro al que cortó una oreja.
Natural de Daniel Luque a su segundo toro al que cortó una oreja. (Foto: UTE Casas Amador)

Albacete: sosería generalizada de bicornes y coletudos

Fue una tarde plácida en la que no pasó casi nada, a diferencia de la polémica del festejo anterior con El Cid y su feísimo gesto contra la banda de música, que es de lo que se habla en los corrillos taurinos. Donde mañana poco se va a contar de la corrida de este martes, ya que, salvo pequeños detalles sin redondear, pese a las orejas que cortaron Daniel Luque y Emilio de Justo, la grisura fue generalizada por ellos, también por Tomás Rufo. Y, claro, por el protagonista que da nombre a la Fiesta: el toro. Pues los bureles de excelente presencia de Jandilla tampoco eran paladines de la bravura y/o la casta.
El Cid dando la vuelta al ruedo con la oreja que cortó a su segundo toro.
El Cid dando la vuelta al ruedo con la oreja que cortó a su segundo toro. (Foto: UTE Casas-Amador)

Albacete: petardazo de La Quinta y orejas para El Cid y Joé Fernando Molina

La esperada corrida de La Quinta fue un fiasco. Sus otrora bicornes normalmente encastados y exigentes, varios años triunfadores en el bello coso mudéjar albacetense, debieron quedarse en la finca. Así, salvo el codicioso segundo, que tampoco era para tirar cohetes, el resto eran la antítesis del toro de lidia por su mansedumbre con nobleza supina -les pones la divisa de los 'juanpedros', por ejemplo, y nadie se entera- que evitaba la mínima emoción. El Cid -sustituto del herido Fernando Adrián-, que a medio gas revivió viejos tiempos al natural se llevó un trofeo con justicia y justeza, y al local José Fernando Molina, el cada día más público de talanqueras en connivencia del palco, echó en su esportón una oreja 'paisana' sin ningún relieve ni mérito.
Los tres coletudos fueron sacados a hombros, junto al ganadero, al térnino dell festejo.
Los tres coletudos fueron sacados a hombros, junto al ganadero, al térnino dell festejo. (Foto: UTE Casas Amador)

Abacete: faenón de Ureña, bochornoso indulto de un toro y triunfalismo

Los tres matadores, Paco Ureña, Roca Rey, el toricantano Manuel Caballero y el ganadero Daniel Ruiz salieron en volandas por la Puerta Grande en un festejo en el que se desbocó el triunfalismo en la segunda parte. Pero faltaba uno. El usía, que fue cómplice del excesivo indulto de ‘Diablillo’, lidiado en cuarto lugar por un extraordinario Paco Ureña -premiado con los máximos trofeos simbólicos-, que se rompió a torear en alma y cuerpo. Ese bicorne y el quinto, ‘Belicoso’, levantaron un encierro de desigual presencia, flojo y descastado en el resto. La terna se aprovechó de la nobleza general de los bureles y de la facilidad del palco para sumar orejas, tres Roca Rey, y dos Caballero.







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