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Uno de los extraordinarios redondos que Juan Ortega dio a su primer toro
Uno de los extraordinarios redondos que Juan Ortega dio a su primer toro (Foto: Muriel Feiner)

San Isidro: Ortega luce el toreo puro y El Juli corta dos orejas en una pasarela de inválidos

Juan Ortega es distinto. Su excelsa concepción del toreo le sale del alma, del más acendrado sentimiento, de la pureza en su mayor grado. Todo para paladares exigentes y escasos. Así emborrachó Madrid en dos faenas de las que no se suelen ver en estos tiempos de toreo posmoderno. Mientras que El Juli es el lidiador ortodoxo, técnico, regular en el éxito y que gusta al público que mantiene económicamente la Fiesta. Ambos ofrecieron sus respectivas facetas en el festejo de este sábado, eso sí en un ruedo convertido en una pasarela de toros flojos, muy flojos y hasta inválidos y no olé. O sea que, sin quitar un ápice a la belleza de lo que desarrolló el andaluz, y al triunfo estadístico del madrileño, con estos bureles tan blandos, de torería y santidad, la mitad de la mitad.
Urdiales en uno de los magníficos redondos frente a su segundo toro.
Urdiales en uno de los magníficos redondos frente a su segundo toro. (Foto: Muriel Feiner)

San Isidro: El toreo auténtico de Urdiales frente al populismo de Roca Rey

Sin que sirva de precedente, por una vez, el destino fue justo y quiso que el único en pasear un trofeo fuera Diego Urdiales. El que lo merecía. Cosas del destino, el azar… y el fallo a la hora de matar de sus dos compañeros. Porque si hubiera sido por el público… Manzanares y Roca Rey se habrían marchado en volandas con el ganadero, el presidente y los alguacilillos si hace falta.
Paco Ureña saluda al público mientras da la vuelta al ruedo tras cortar una oreja de su primero
Paco Ureña saluda al público mientras da la vuelta al ruedo tras cortar una oreja de su primero (Foto: Muriel Feiner)

San Isidro: oreja para el toreo puro de Ureña y otra para el toreo industrial de Perera

Acontecieron dos buenas noticias en esta octava de la feria del mal fario, por los graves percances habidos hasta ahora -de los que afortunadamente se van recuperando los heridos-. Por un lado, esta vez no hubo ninguna cornada y, por otro, se disfrutó mucho con el toreo puro de un Paco Ureña que parece ir rememorando el arte que tanto ha cascabeleado desde hace unas temporadas. A su esportón fue a parar un trofeo de mucho mérito y peso, también el de Miguel Ángel Perera recogió otra oreja de esas facilongas ganada con sus formas y fórmulas de producción industrial. Ante un encierro de excelente presentación de García Jiménez y Olga Jiménez blando, muy poco picado y noble, con un cuarto de nota, el peor lote fue para Daniel Luque, que tras su triunfo hace tres días se había ganado el paseíllo en lugar del aún no repuesto Emilio de Justo y que ahora quedó inédito.

Daniel Luque recibe del alguacilillo las dos orejas que cortó al último toro del festejo
Daniel Luque recibe del alguacilillo las dos orejas que cortó al último toro del festejo (Foto: Muriel Feiner)

San Isidro: El despertar de Daniel Luque

Daniel Luque es uno de esos toreros que parecen jóvenes, pero que ya no lo son tanto. En otro tiempo, con 31 años y casi 14 de alternativa, el sevillano estaría abriendo carteles como el más veterano de la terna. Hoy, sin embargo, suele actuar como tercer espada en la mayoría de ocasiones. Y es que Luque es uno de esos matadores que nos siguen pareciendo jóvenes como consecuencia de un escalafón “anciano” que no parece terminar de renovarse nunca.
Perera es recogido por sus peones y su apoderado Juan José Padilla, de paisano, tras la gravísima cornada.
Perera es recogido por sus peones y su apoderado Juan José Padilla, de paisano, tras la gravísima cornada. (Foto: Muriel Feiner)

San Isidro: Cornada muy grave de Manuel Perera y gran triunfo de Tomás Rufo

Cara y cruz de esta liturgia compulsiva y laica que es la Fiesta de los toros. Dos de sus catecúmenos alcanzaron diferente y antitético protagonismo en la novillada de ese lunes. Lo peor fue para Manuel Perera, que fue corneado de mucha gravedad en el vientre al tirarse como un ciclón en la suerte suprema del único bicorne que lidió. Lo mejor, para él y para los que lo disfrutamos en los tendidos, lo hizo Tomás Rufo, con una actuación de altísimo nivel artístico que le valió para echar en su esportón tres justas orejas. Con un Antonio Grande que cortó otro trofeo ya en el olvido, el encierro de El Freixo propiedad de El Juli salió noblón y dando facilidades, aunque 3º y 4º lucieron casta.

Ya se sabe de los problemas de la casta. Sí, de esos bicornes que, sin alcanzar la catadura de marrajos, venden cara su vida y no son fáciles de torear como con los bobos que tanto gustan a los mandamases del escalafón. Pero, ojo, no son ilidiables; al contrario con valor, técnica y oficio se puede triunfar con ellos. Cual aconteció en esta tercera del ciclo isidril -por cierto lejos del lleno en los tendidos a pesar de ser un cartel de figuras, cuestión nada baladí de la que alguien debería tomar nota-. A la condición encastada en general de los bureles de Alcurrucén, en diverso grado y complicaciones, sólo se enfrentó El Juli, aunque marrara con las armas toricidas. Sus compañeros de terna, Manzanares y Ureña, sin llegar a la indolencia ‘morantina’, naufragaron. En espectáculo de rejoneo del domingo cortó dos orejas Guillermo Hermoso, y otra su padre Pablo y Lea Vicens ante toros despuntados reglamentariamente de Fermín Bohórquez.

No hay términos medios, salvo contadísimas excepciones, con Morante. Y en esta segunda de Feria tampoco, porque el de La Puebla se convirtió en el auténtico protagonista de la tarde. Por un lado con una magnífica actuación preñada de cante hondo, aunque con reparos por el carretón obediente de Juan Pedro que tenía delante. Por otro, echó mano a la poca vergüenza profesional y falta de respeto a esos mismos espectadores que minutos antes le habían jaleado, al no querer ni ver al sobrero de Daniel Ruiz que le tocó en suerte o desgracia. Con muy poco público para un cartel de figuras, y un encierro con trapío y manejable, que a falta de la virtud de la bravura alboreó la de la movilidad, que no es poco en esa divisa, también Ponce ofreció dos facetas y Pablo Aguado casi pasó de puntillas.
A veces lo que mal empieza, mal acaba. Como en esta séptima del ciclo isidril, que a poco del inicio ya sumaba un espeluznante percance del banderillero Juan José Domínguez, finalmente de pronóstico muy grave. Y al que había que añadir en el último instante otra cornada, esta grave, de Pablo Aguado cuando se volcó en el morrillo de su tercer enemigo siendo prendido en el muslo derecho. En un mano a mano que supo a poco en lo artístico, fue la parte negativa,esa que le aprieta el corazón al público, que en cuanto a toreo poco pudieron disfrutar a pesar de las dos excesivas orejas que cortó Roca Rey y de unos artísticos apuntes con el percal del propio Aguado. Todo ello ante bicornes de cuatro hierros, con sólo uno destacado, el tercero que propició el triunfo del peruano.

Organizada por la Casa Matilla, consta de 11 festejos con casi todas las figuras

Sorpresas te da la vida. Y, claro, la pandemia. Precisamente la sorpresiva dejadez de la Comunidad de Madrid -propietaria del coso de Las Ventas- y su actual empresa gestora -Plaza 1 con Simón Casas al frente-, hasta hoy siempre responsables de la Feria de San Isidro, ha dado lugar a que otro grupo empesarial -amén de ganaderos y apoderados-, la casa Matilla, tome el relevo. De modo que esa especie de mundial del toreo cambia de escenario y se marcha a Vistalegre. Son un total de once festejos, entre jueves 13 y domingo 23- en el que, a similitud del tradicional ciclo, harán el paseíllo las principales figuras. Como siempre, en Diariocrítico y Madridiario tendrán las correspondientes crónicas más críticas.
No parece haberle sentado bien al santo patrón el traslado de su eterno altar de Las Ventas al castizo barrio de Carabanchel. Al menos en lo referido al inicio del nuevo abono merced a una primera función más bien aburrida en general, pero que salvó en parte el esplendoroso capote de Ginés Marín a sus dos bureles –con trapío y justos de casta y juego, como todos-, con especial énfasis en el último. El extremeño cortó una oreja de ese ejemplar, y a Álvaro Lorenzo le regalaron otra sin fuste mientras Lopez Simón se fue de vacío.
Festival taurino-político en Las Ventas: las figuras votan a Isabel Díaz Ayuso
(Foto: Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid I Alfredo Arévalo)

Festival taurino-político en Las Ventas: las figuras votan a Isabel Díaz Ayuso

Diego Ventura y El Juli, que cortaron dos orejas cada uno, hicieron lo más destacado

La catedral del toreo, propiedad de la Comunidad, año y medio cerrada por la pandemia, abrió este domingo sus puertas, de manera excepcional, para volver a echar sus goznes y cerrarla hasta ni se sabe cuándo. Y lo hizo organizando un festival taurino, por parte de la Comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso, en el día de cierre de campaña electoral y sin visos de cuándo regresarán los festejos. O sea, un montaje político del PP al que se prestaron, y apoyaron, varias figuras y en el que hubo momentos de excelso toreo a pie, protagonizado por El Juli, y a caballo, con Diego Ventura



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